Prestá atención al tono de tu voz. Intentá que no sea monótono o chillón, pero a la vez, que no varíe tanto como para que llame la atención de nuestro/a interlocutor/a. Pensá por unos instantes lo que vas a responder, y respirá antes de hacerlo. Si no te sentís segura/o con tu voz, práctica en casa antes de acudir a la entrevista, a la reunión de negocio, etc. No sólo es importante conocer y dominar nuestro propio lenguaje NO verbal, sino también, aprender a leer las señales que nos están enviando los gestos de nuestro/a oyente. De esta forma, podremos determinar si está interesado/a en lo que le estamos diciendo, si algo de lo que le hemos dicho le ha disgustado/a y, en general, la impresión que estamos causando en cada momento.
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