El estrés disminuye la resistencia inmunológica al menos de forma temporal, tal vez, como una estrategia de conservación de la energía necesaria para hacer frente a una situación que
parece amenazadora para la supervivencia del individuo.
Hay que tener en cuenta que el impulso es el vehículo de la emoción y que la semilla de todo impulso, es un sentimiento expansivo que busca expresarse en la acción. Si queremos vivir en armonía con nosotros mismos/as, es necesario cierta destreza para movernos en tres ámbitos
distintos: el mundo externo, el mundo interno, y el mundo de los demás.
Recordemos que la creencia básica que conduce al optimismo es que los contratiempos y los fracasos se deben a las circunstancias y que siempre podremos hacer algo para cambiar éstas. El conocimiento de uno mismo/a, es decir, la capacidad de reconocer un sentimiento en el mismo momento en que aparece, constituye la piedra angular de la Inteligencia
Emocional. Para tomar una buena decisión tenemos que aplicar sentimientos a los
pensamientos. La empatía siempre entraña un acto de autoconciencia, mirar
directamente a los ojos abre la puerta de acceso a la empatía. Adueñándose de nuestra atención, por eso, muchas veces la tecnología entorpece nuestras relaciones, porque se pierde ese contacto visual.